Qué efímera existencia. La vi la última vez y apenas ya no es nada.
Y piensas y preguntas: ¿Existe acaso el alma? ¿O sólo permanecen recuerdos y nostalgias? ¿Lo borra todo el tiempo? ¿O existe una esperanza que ayude a caminar, ahogándonos las lágrimas?
¡Qué frágil es la vida! Y qué inútil a veces luchar contra el destino.
¡No sé ni lo que siento! No sé si es egoísmo. No sé si el sentimiento existe por sí mismo, o tengo que inventarlo porque lo necesito.
Quien fuera piedra, quien, quien tan perfecto. Quien tuviera el valor de estarse quieto en medio de la arena que resbala. Quien pudiera no temer la obscura nada y pudiera reírse hasta del tiempo.
Quien no tuviera el fin siempre presente ahogando el ahora y el mañana, en medio de un vacío indiferente al “Yo” y a todo… ¡Qué bobada!.
Acaso la piedra no pregunte, a su severo contexto encadenada, porque tiene que estar allí, parada, y no puede moverse como otros.
Yo quiero parar y estarme quieto y temo al telón que me arrebata los cortos segundos de albedrío. Ella quiere moverse e ir perdiendo los nudos del estático infinito, que la atan.
¡Destino que nos une y nos separa! Mi duda morirá cuando yo muera, pero la duda seguirá viviendo. Vive en la duda de la piedra y algo habrá que dude tras de ella, algo que ignoro y se me escapa.
Tras cada porque hay otra duda… ¡Qué leyes nos rigen tan extrañas!
Le miré mientras no podía evitar reflexionar: piensa el ladrón que todos son de su condición, pero me mordí la lengua, a riesgo de morir envenenado.
La discusión que había empezado de manera anecdótica y como una simple diferencia de opiniones, había ido in crescendo y amenazaba con terminar mucho peor de lo deseable. Ya decía Einstein que hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana y que no estaba seguro de lo primero…
Por aquello de refrescarme los adentros y no dejarme llevar de la polémica, empecé a recitar interiormente una retahíla de dichos y refranes que podían venir a cuento:
Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe y de casta le viene al galgo, aunque no es oro todo lo que reluce y el que mucho abarca poco aprieta, así que más vale malo conocido que bueno por conocer y el que la sigue la consigue, pero a Dios rogando y con el mazo dando, que no por mucho madrugar amanece más temprano, ni hay mal que cien años dure y aunque la mona se vista de seda, mona es y mona se queda.
Cuando Dios cierra una puerta abre una ventana y la mentira tiene las patas muy cortas, aunque todo es según el color del cristal con que se mira y cada cerdo tiene su San Martín, pero ande yo caliente y ríase la gente, que siempre hay un roto para un descosido y a caballo regalado no le mires el dentado. El éxito tiene muchos padres pero el fracaso es huérfano y opinar es gratis, así que a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga, que el que a buen árbol se arrima buena sombra le cobija y Dios aprieta pero no ahoga… Bueno eso que se lo digan a los del Titanic.
El hecho de que me miraran fijamente me hizo salir de mi ensimismamiento y asentí con la cabeza sin saber muy bien qué era lo que había sucedido. Intentaba que los calores no me subieran y no me delatara el sonrojo, pero respiré al detectar que no se había notado demasiado y la discusión acalorada parecía retomarse sin mi participación. De manera que intenté escuchar por dónde iba la cosa para poder intervenir y reconducir el tema.
Vi un resquicio en la controversia y tomando la palabra dije: Me parece que los árboles no nos están dejando ver el bosque. De donde no hay no se puede sacar y al buen entendedor pocas palabras bastan. Me miraron un poco descolocados y reinaron unos segundos de silencio. Mantuve varias miradas durante unos instantes y el acaloramiento pareció apagarse ligeramente.
¿Porque no buscamos un punto de encuentro? Pregunté y la reunión continuó sin mayores incidentes. Hasta un reloj parado da la hora exacta dos veces al día y más vale llegar a tiempo que rondar cien años…
Lo nuevo empuja lo viejo. Es una verdad universal, que podemos descubrir constantemente en múltiples facetas de la vida.
El universo se mueve haciendo que de manera irremediable nuevas generaciones de individuos sustituyan a sus progenitores y mejoren la especie; que millones de partículas se unan o se separen para formar nuevos elementos y que la materia se transforme en energía para renovar los ciclos.
Nacemos para morir y morimos para que otros nazcan y aun así, hay un minúsculo lapso de tiempo en el que nos sentimos inmortales…
La consciencia es un broma malévola de la naturaleza o una jugarreta de Dios, al tirar los dados, depende de lo que queramos creer, pero es el único punto de agarre que tenemos en la vorágine de segundos que vivimos entre el azar y el instinto.
Lo nuevo empuja lo viejo… Y apenas empezamos a reconocer, que ni siquiera conocer, a nuestro yo y éste ya es empujado hacia un final inevitable. Y que rápido pasa…
Pero mi abuelo era mucho menos metafísico y más prosaico cuando utilizaba esta frase (parece que fuera ayer, pero hace ya más de cuarenta años). Terminaba de comer, se levantaba con cierta pomposidad y mirándonos seriamente, pero con una pizca de socarronería en su voz, nos decía: -«Lo nuevo empuja lo viejo». Y todos lo entendíamos perfectamente…
Los últimos acontecimientos lo dejaban claro. Habían sido muchos años de abuso de la situación y todos habían participado del festín, pero ahora había que pagar las consecuencias…
Todos tenían su parte de culpabilidad, aunque algunos quisieran auto engañarse y poner excusas, pero si acababa produciéndose lo inevitable… no habría solución.
Las cosas ocurrían con mucha celeridad afuera: tubos, cables agujas… y todo se precipitaba también entre ellos: faltaba el oxígeno, la tensión crecía y todos empezaban a fallar y sentir que no había vuelta atrás.
Por último, se consumó el desastre. Era de esperar… el corazón, dejó de latir.
-La historia es solo gente nueva que comete viejos errores. -Recordar es el mejor modo de olvidar. -Uno puede defenderse de los ataques; contra el elogio se está indefenso. -Cada uno de nosotros tiene a todos como mortales menos a sí mismo. -El loco es un soñador despierto. -No existe ningún punto de partida si no se sabe bien adónde ir. -Si entendiéramos completamente las razones del comportamiento de otras personas, todo tendría sentido. -Cuando uno no tiene lo que quiere, uno debe querer lo que uno tiene. -De tus vulnerabilidades saldrán tus fortalezas. -Las emociones no expresadas nunca morirán. Están enterradas vivas y aparecerán más tarde de maneras más desagradables. -Toda la vida familiar está organizada alrededor de la persona más dañada en ella. -La mente es como un iceberg, flota con una séptima parte de su volumen sobre el agua. -Si aspiras a encontrarte a ti mismo, no te mires al espejo, porque allí encontrarás solamente una sombra, un extraño. -En todo ser humano hay deseos que no querría comunicar a otros, y deseos que no quiere confesarse a sí mismo. -El entendimiento es una tabla lisa en la cual nada hay escrito. -Si quieres poder soportar la vida, debes estar dispuesto a aceptar la muerte.
Me parece que es una fábula graciosa y con bastante trasfondo. No conozco su autoría y me parece que es bastante antigua y de origen popular. Por supuesto existen múltiples versiones y yo voy a contarla a mi manera. Creo que es aplicable a muchas facetas de la vida y tiene vigencia en cualquier organización, así que ya me contareis si os resulta divertida y útil.
Iba la gallina por la granja con sus polluelos, cuando uno de los pollitos en un descuido se escapó del grupo. El pollito ansiaba conocer mundo y poder actuar con libertad.
Salió de la protección de la granja por un pequeño agujero en la valla y se encontró libre y solo en la inmensidad del prado. Bueno no solo del todo, ya que una zorra (animal) lo había visto y se acercaba silenciosamente a él.
En el último momento, el pollito se percató de la presencia de la zorra y huyó precipitadamente corriendo por el prado.
La zorra lo perseguía y se acercaba y el pollito se encontró de repente entre las patas traseras de una vaca que pastaba tranquilamente.
La vaca hizo aquello que suele hacer mientras pasta y el pollito se encontró completamente cubierto de una enorme mierda de vaca.
La zorra, ya en el lugar, miraba por todos los lados, triste porque había perdido su presa. Mientras tanto, el pollito, consciente del peligro que todavía existía, contenía la respiración en su inesperado escondite. Pero ya no pudo más y acabó respirando y haciendo un incontrolado:
PIO!
La zorra que lo oyó, lo saco de la mierda, lo llevó al rio, lo lavó y se lo comió…
De esta fábula podemos extraer tres moralejas:
No todo el que te llena de mierda lo hace por mal.
No todo el que te saca de la mierda, lo hace por bien.
Y sobre todo, cuando estés de mierda hasta arriba, mejor no decir ni PIO …
Una divertida novela que se deja leer con mucha facilidad, a la vez que invita a reflexionar sobre la manera de alcanzar la felicidad y el equilibrio en nuestras vidas.
Ambientada en Alemania. La presentadora de televisión Kim Lange está en el mejor momento de su carrera cuando sufre un accidente y muere aplastada de una forma original, que es mejor descubrir en la lectura. Una vez muerta, se entera de que ha acumulado mal karma a lo largo de su vida: ha engañado a su marido, ha descuidado a su hija y ha amargado a cuantos la rodean. Todo ello desemboca en un castigo: está en un agujero, tiene dos antenas y seis patas… ¡es una hormiga! Kim no tiene ganas de ir arrastrando comida. Además, no puede permitir que su marido se consuele con otra. Sólo le queda una salida: acumular buen karma para ascender por la escalera de la reencarnación y volver a ser humana. Pero el camino para dejar de ser un insecto y convertirse en un ser más avanzado es duro y está plagado de contratiempos. La acompañaremos de buen grado por su difícil tránsito y a poco que nos sumerjamos en él, nos plantearemos sobre nuestro karma y que deberíamos hacer para mejorarlo… No vaya a ser que nos ocurra como a Kim.
Una lectura muy recomendable, en la que cada uno puede decidir cuanto quiere complicarse: Solo divertirse con las peripecias que nos expone o reflexionar en paralelo sobre nuestra situación y las similitudes que la historia puede contener con nuestras modernas y complicadas vidas.
Para el que quiera leerla, aquí dejo el enlace donde poder descargarla (probado y funcionando a día de esta publicación). A disfrutar!
No voy a ser yo quien descubra la genialidad de un cantautor que ha compuesto obras de arte en 2 idiomas. Son múltiples las canciones suyas que conforman la banda sonora de mi vida y debo darle las gracias por ello. Aunque luego no comparta alguna de sus opiniones en otros temas, coincido en los contenidos de las letras de sus canciones, que son poesía y filosofía en la mayoría de los casos y también en que ambos somos del mejor equipo de fútbol del mundo: el F.C. Barcelona.
En el caso de algo personal, la canción que quiero homenajear aquí, tiene plena vigencia hoy en día, porque cuando uno la escucha o lee su letra, no puede evitar ver a los líderes actuales de las grandes superpotencias, Usa, Rusia, Corea del Norte y China, retratados y ridiculizados. Al mismo tiempo, uno se plantea la gravedad de estar en manos de esos dementes y nos hace reflexionar sobre que deberíamos hacer algo para cambiarlo.
ALGO PERSONAL
Probablemente en su pueblo se les recordará
como cachorros de buenas personas,
que hurtaban flores para regalar a su mamá
y daban de comer a las palomas.
Probablemente que todo eso debe ser verdad,
aunque es más turbio cómo y de qué manera
llegaron esos individuos a ser lo que son
ni a quién sirven cuando alzan las banderas.
Hombres de paja que usan la colonia y el honor
para ocultar oscuras intenciones:
tienen doble vida, son sicarios del mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad,
viajan de incógnito en autos blindados
a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad,
a colgar en las escuelas su retrato.
Se gastan más de lo que tienen en coleccionar
espías, listas negras y arsenales;
resulta bochornoso verles fanfarronear
a ver quién es el que la tiene más grande.
Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz,
juegan con cosas que no tienen repuesto
y la culpa es del otro si algo les sale mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Y como quien en la cosa, nada tiene que perder.
Pulsan la alarma y rompen las promesas
y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer
nos ponen la pistola en la cabeza.
Se agarran de los pelos, pero para no ensuciar
van a cagar a casa de otra gente
y experimentan nuevos métodos de masacrar,
sofisticados y a la vez convincentes.
No conocen ni a su padre cuando pierden el control,
ni recuerdan que en el mundo hay niños.
Nos niegan a todos el pan y la sal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Pero, eso sí, los sicarios no pierden ocasión
de declarar públicamente su empeño
en propiciar un diálogo de franca distensión
que les permita hallar un marco previo
que garantice unas premisas mínimas
que faciliten crear los resortes
que impulsen un punto de partida sólido y capaz
de este a oeste y de sur a norte,
donde establecer las bases de un tratado de amistad