SACRIFICIO DE PEÓN

SACRIFICIO DE PEÓN

El campo de batalla estaba preparado y como si de un ritual se tratara, los contendientes ubicaban sus ejércitos para empezar la contienda. Una guerra se puede perder antes de iniciarla, por eso es importante, cada gesto, cada mirada, cada decisión que se toma. Un cruce de miradas te puede hacer intuir la estrategia que debes desplegar. Maquiavelo avisaba a su príncipe de ello.

Un trebejo tras otro fue ocupando su escaque, hasta que todos estaban en su sitio. El ejercito de las 16 piezas blancas, contra el de las 16 piezas negras: Las torres esquinadas protegiendo sus territorios. Los alfiles y los caballos dispuestos a recorrer el frente de batalla. La dama y el rey poderosos, pero este último necesitado de protección, porque su muerte representa la derrota.

Y delante de ellos, como una muralla defensiva, los peones, de rudimentario movimiento, pero fieles y robustos. Cuántas batallas se han resuelto gracias a ellos.

Continuar leyendo «SACRIFICIO DE PEÓN»

HOMEHAJE A BORGES: AJEDREZ

HOMENAJE BORGES

Insisto en mi profunda admiración por el gran Jorge Luis Borges y además en el caso del poema que incluyo a continuación, une de manera perfecta poesía y ajedrez en una metáfora de la vida que es filosofía y pensamiento. Si no lo conoces, es pecado no leerlo y si ya lo conoces, seguro que disfrutaras otra vez con el.

AJEDREZ

I

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?

Jorge Luis Borges

AUDIO AJEDREZ