Siento que soy el océano y navegan por mí mente cargamentos muy extraños en velas que van y vienen.
Hoy naufragó una ilusión y a la arena de mi playa, llegan restos del naufragio con las olas que la bañan. Olas de furia, de rabia y de recuerdo maldito, olas de un amor ingrato.
Mareas de sensaciones que nublan músicas bravas, de sirenas que eran bellas antes de ser sus esclavas.
Siento la vida escapar como la luna a la aurora, de puntillas sobre el mar, escondiéndose en la sombra.
En el fondo de mi noche hay estrellas apagadas, que aún molestan a mis ojos, que aún molestan a mi alma.
Siento que soy el océano y lo ahogo en mi mirada. Siento que quiere ser libre. Siento que soy una lágrima.
Busco mi alma en silencio y la encuentro silenciosa, luchando consigo misma, preguntándose mil cosas.
Busco mi alma en la noche porque la luz me molesta y encuentro mi alma a oscuras buscando en la noche a tientas.
Busco mi alma con miedo, pensando en que no existiera… Y si no existe ¿Quién busca? ¿Quién calla? ¿Quién se pregunta? ¿Quién anda en la noche a ciegas?
Busco en la noche, en silencio, dudando de mi existencia, sin encontrar argumentos que le den sentido a ésta.
Y para colmo, en la esquina, la muerte que está agazapada esperando que la encuentre, para cubrir con su manto toda mi risa y mi llanto, para volverme vacío y sepultar mi mirada.
Queda el silencio y la noche… Tanto buscar… ¡Para nada!
¡Qué mal hice en asomarme al abismo de tus ojos! Que una vez me he visto en ellos ya no puedo verme en otros.
Eran de un negro tan puro tan profundo y verdadero y ahora que ya no me miras no puedo ver el sendero, mi vida anda perdida mi mundo marchita entero y todo por una mirada que no era de amor sincero.
¡Qué mal hice en reflejarme en el espejo de tus ojos! En lo oscuro de mi cuarto veo en mil sitios tu rostro, sueño que beso tus labios y que tu pelo alboroto, que te duermes en mi pecho y que eres mía del todo.
Amor de media noche que habitas en mi esencia. A tí te debo tanto, que quiero que en mi canto no falte tu presencia.
Amante de mis sueños, que habitas en la llama. Etérea como el viento, real como la nada. Estás en todos lados estás en mi mirada y huyes tras la estela de estrellas que se marchan.
Tú, fiel hasta la muerte, perfecta como el alba, la fuerza de mi mente que mueve mis pisadas.
Miro las líneas pintadas en un rojo firmamento y no alcanzo a comprender como comprimen el tiempo, en cifras de días vivos, en noches de sueños muertos.
Una tras otra cambiando, figuras espectrales componiendo, tratando de mostrar en su insolencia que no es vano nuestro miedo.
Son fruto del avance de la técnica, del genio creador del intelecto y en cambio parecen escupirnos la esencia inmortal de lo perfecto.
“Trescientos metros de altura, trescientos veinticuatro si contamos la antena que tiene en su extremo superior. En el campo de Marte, junto al Sena”… Datos curiosos, pero poco sentimiento.
Se la ofrecieron a Barcelona antes que a París… Intrigante… deben haberse arrepentido…
IOS/Android Aplicaciones para Smartphones. Cómo han cambiado las cosas… De aquellos Grandes Ordenadores con programadores de batas blancas, a llevarlo todo en la palma de la mano. Si intentáramos explicarle a Morse todo lo que hacemos con los móviles de forma cotidiana…
¡Ya es bastante difícil explicarle a mi madre cómo usar el Whatsapp!
¿Qué hora será? La una. Ya decía yo que tenía hambre y esas fotos de platos, tan apetitosos, no ayudan nada.
El nombre de la rosa. ¡Me encantó! Lo del incendio donde se pierden todos esos manuscritos… Ahora no valoramos lo que era copiarlos a mano. ¡Bendito Gutenberg! Entre juegos, audiovisuales, internet y redes sociales, hay tanta oferta, que cuesta concentrarse en lo importante.
A propósito, hay que elegir, no puedo llevarme toda la librería. Bueno, me quedos estos: novela, poesía e informática. Evasión, espiritualidad y trabajo. Ya tengo para el fin de semana…
Y de camino a casa, paso por el supermercado. ¡Que no solo de pan vive el hombre! Quiero decir, ¡Al revés! Vosotros ya me entendéis…
Qué efímera existencia. La vi la última vez y apenas ya no es nada.
Y piensas y preguntas: ¿Existe acaso el alma? ¿O sólo permanecen recuerdos y nostalgias? ¿Lo borra todo el tiempo? ¿O existe una esperanza que ayude a caminar, ahogándonos las lágrimas?
¡Qué frágil es la vida! Y qué inútil a veces luchar contra el destino.
¡No sé ni lo que siento! No sé si es egoísmo. No sé si el sentimiento existe por sí mismo, o tengo que inventarlo porque lo necesito.